Aducanumab: La revolución contra el alzhéimer se ralentiza | Sociedad
Millones de familias miraron al futuro con más esperanza el 7 de junio. Ese día, tras décadas sin avances casi nulos en la lucha contra el Alzheimer, la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) aprobó el primer tratamiento que ataca la supuesta causa de la enfermedad: los depósitos de la proteína amiloide anormal, que al se acumula en el cerebro provoca la muerte neuronal. La capacidad de aducanumab, un anticuerpo monoclonal de la farmacéutica Biogen, para reducir la presencia de esta proteína ha abierto la puerta a una revolución terapéutica e incluso a un gigantesco negocio. Las acciones de la compañía subieron un 40% en un solo día por la posible venta de un tratamiento con un precio de 40.000€ por paciente al año y un mercado potencial de 6,2 millones de pacientes solo en Estados Unidos.
Sin embargo, ocho meses después, apenas se cumplieron las expectativas. Las dudas existentes sobre la efectividad del fármaco no han sido aclaradas y muy pocos pacientes en ese país lo han recibido debido a la negativa de la mayoría de los seguros de salud, incluido el público Medicare, que lo financia solo en ensayos clínicos, a dispensar una terapia aún considerada experimental. . El panorama empeoró aún más el 16 de diciembre, cuando la Agencia Europea del Medicamento (EMA) se negó a autorizar la comercialización de Aduhelm (el nombre comercial del fármaco) al concluir que “no se ha demostrado mejoría clínica en los pacientes”. Bajo la creciente presión de las bajas ventas, Biogen redujo el precio del fármaco a la mitad, lo que no impidió que el valor bursátil de la empresa cayera un 20% más de lo que ganó el 7 de junio.
A pesar de la magnitud de sus consecuencias, la decisión de la agencia europea no sorprendió a los investigadores. “La EMA ha sido tradicionalmente más conservadora y estricta con los procedimientos. Y lo que dijo es que aunque aducanumab reduce el amiloide en el cerebro, todavía no hay evidencia de que esto represente una mejoría clínica para el paciente. También insistió en el riesgo de efectos secundarios”, explica Miguel Medina, subdirector científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Neurodegenerativas (Ciberned).
Muchos analistas consideran que la aprobación de la FDA es una de las más controvertidas de su historia. La agencia tomó la decisión con la opinión contraria de su panel de expertos y la catarata de críticas provocó la apertura de investigaciones en el Congreso de Estados Unidos para analizar el proceso de aprobación y el precio inicial fijado por Biogen.
Juan Fortea, coordinador del grupo de estudio sobre conducta y demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN), cree que «aunque aparentemente antagónica, la decisión de las dos agencias se entiende mejor cuando se tienen en cuenta las diferentes gafas que utilizan para analizar los mismos hechos en un escenario dinámico: la EMA pide el 90% de las pruebas, mientras que la FDA hoy vale el 55% mientras insta a la empresa a seguir investigando mañana”.
La llamada hipótesis amiloide es la pregunta clave detrás de todo el proceso: “Se supone que la reducción de la carga amiloide produce un beneficio clínico a mediano y largo plazo en los pacientes. Es una idea compartida por muchos científicos, pero aún no ha sido probada. La FDA se ha basado en él para dar su aprobación, mientras que la EMA estima que se debe demostrar el beneficio clínico antes de dar luz verde a un fármaco. En mi opinión, y creo que para la mayoría de investigadores, este es el puesto más adecuado”, comenta Miguel Medina.
Raquel Sánchez-Valle, jefa de servicio de neurología del Hospital Clínic de Barcelona, coincide: “La EMA no dice que la hipótesis del amiloide sea incorrecta, sino que la evidencia no es suficiente para aprobar un fármaco. cierto que en este momento no es posible vincular la eliminación del amiloide a un beneficio clínico para el paciente”. El temor de algunos expertos es que los depósitos de amiloide no sean una causa del Alzheimer, sino una manifestación adicional de la enfermedad, lo que haría inútil su eliminación.
Una de las principales críticas vertidas contra Biogen y la FDA ha sido el uso de la aprobación acelerada, un procedimiento abierto en su día para acelerar la liberación de medicamentos contra enfermedades como el SIDA o ciertos tipos de cánceres que mueren rápidamente. La razón es que este proceso implica pruebas más cortas y de menor certeza, lo que permite aprobar fármacos en función de las llamadas variables intermedias, en este caso la cantidad de amiloide en el cerebro.
El rechazo a la EMA y los problemas que encontró Aduhelm en su lanzamiento en EE.UU. sirvieron, en cierto modo, para poner de nuevo en pie algunas expectativas desencadenadas tras la aprobación de la FDA en junio. La tan esperada revolución del Alzheimer se está desacelerando, pero los expertos esperan que esto la haga avanzar con pasos más sólidos. “La polémica y todo lo que pasó tuvo un impacto significativo. Además de Aduhelm, se están desarrollando otros tres medicamentos similares que también reducen la carga de amiloide en el cerebro. Todas las farmacéuticas podrían solicitar la aprobación por la vía rápida, pero algunas han optado ahora por la vía convencional y esperan los resultados de sus estudios de fase III para demostrar beneficios clínicos para el paciente”, explica Raquel Sánchez-Valle.
Los tres fármacos en desarrollo son gantenerumab, de Roche; Donanemab de Lilly; y lecanemab, de la japonesa Eisai y en la que también participa Biogen. Un portavoz para la primera confirmación de que «Roche ha decidido esperar a la finalización de los ensayos de fase III GRADUATE antes de buscar la aprobación regulatoria en Estados Unidos, Europa y el resto de países». La compañía espera tener los resultados de los ensayos, que involucran a 2.000 pacientes, en la segunda mitad de 2022.
Lilly confía en obtener la aprobación de la FDA para donanemab antes de fin de año (para 2024 en Europa). Los resultados obtenidos hasta ahora en la fase II muestran, según la compañía, “cambios sustanciales en la placa amiloide tras el tratamiento con donanemab relacionados con un menor deterioro cognitivo”.
Eisai y Biogen, por su parte, hicieron uso de la aprobación acelerada de lecanemab e iniciaron el proceso el pasado mes de septiembre. Biogen también solicitó a EMA una «nueva revisión» de su aplicación Aduhelm, confirma un portavoz.
Quizás haya que esperar más de lo previsto hace unos meses, pero en cualquier caso los próximos dos o tres años marcarán un antes y un después en la lucha contra el alzhéimer, una enfermedad con un enorme coste familiar, social y económico que sufre España. unas 800.000 personas. . “Hay optimismo en el campo de la neurología porque estamos cerca de resolver los grandes interrogantes sobre el alzhéimer que se nos resisten desde hace décadas y es previsible que dispongamos por primera vez de terapias capaces de modificar la progresión de la enfermedad”. dice Juan Fortea.
Este optimismo se basa en la gran cantidad de conocimientos y pruebas que se están generando actualmente sobre la enfermedad de Alzheimer. La FDA ha condicionado su aprobación a que los ensayos clínicos continuos de Biogen confirmen la eficacia de aducanumab, lo que coincide con el desarrollo de los otros tres nuevos medicamentos y sus investigaciones. Además, aunque un poco más lejos en el calendario, hay otras líneas abiertas de esperanza en marcha con la atención de la proteína tau, que también aparece en el curso de la enfermedad.
En cualquier caso, coinciden los expertos, es importante preparar ahora el sistema sanitario para los cambios que se avecinan. “El problema es que aunque mañana salga un medicamento, no estamos preparados para dárselo al paciente. No existe una enfermedad tan grave y mortal en la que exista tal grado de desigualdad en el acceso de los pacientes a una atención adecuada, con grandes diferencias entre comunidades y dentro de ellas. Es necesario ampliar las unidades diagnósticas y terapéuticas específicas y debemos empezar a hacerlo ahora. El cambio está por llegar y tenemos que estar preparados para recibir nuevas terapias biológicas, ya sea aducanumab u otra cosa”, cree Juan Fortea.
Raquel Sánchez-Valle señala los beneficios que estas unidades ya traerían hoy. “Sabemos que la detección temprana de la enfermedad de Alzheimer ya tiene una ventaja para los pacientes de hoy, que son mejor atendidos en sus necesidades incluso sin estos tratamientos sofisticados. El problema no debe estar centrado solo en los medicamentos -vendrán y si no es uno, será otro-, pero el desarrollo de la red de salud hoy beneficiaría mucho a todos los pacientes”, concluye.
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