El futuro del pasaporte covid: ¿tiene plazo de caducidad? ¿Qué pasa con los infectados que han tenido que retrasar la dosis de refuerzo? | Sociedad

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El certificado covid se ha convertido en una de las armas para controlar esta pandemia, pero su utilidad sigue siendo cuestionada por los expertos. El documento digital que certifica que una persona ha sido vacunada contra la covid, está curada de la enfermedad o tiene un test negativo sigue siendo una herramienta fundamental para cruzar fronteras en la Unión Europea, pero la propia evolución de la crisis sanitaria ya ha obligado a realizar cambios en el funcionamiento de este instrumento. A partir del 1 de febrero, el carné de vacunación en la UE tendrá fecha de caducidad nueve meses después de recibir la segunda dosis de la vacuna y será necesario inyectarse la dosis de refuerzo para mantener su validez. Pero la pandemia avanza más rápido que el documento y hay nuevos interrogantes por resolver, como cuánto durará el pasaporte covid después de la tercera dosis -la UE no tiene fecha límite fijada-, qué pasará si llegan nuevas vacunas o, en En el caso de España, qué pasará con los infectados que han tenido que retrasar la inyección de la dosis de refuerzo —Sanidad aconseja posponerla cinco meses después del diagnóstico—, subrayan los expertos consultados. Estos certificados sirven para promover la vacunación, pero no cortan las cadenas de transmisión porque incluso vacunada, curada de la enfermedad o con un test negativo, una persona puede infectarse y contagiarla.

Esta semana el Consejo de la UE adoptó nuevas medidas relacionadas con el certificado covid que entrará en vigor el próximo mes. Estas son recomendaciones para que todos los países armonicen las regulaciones de viaje y fomenten la vacunación de primera, segunda y tercera dosis, pero cada estado tiene la última palabra. Siguiendo las recomendaciones del Centro Europeo para el Control de Enfermedades -que es recomendable administrar una dosis de refuerzo en los seis meses siguientes a la finalización del primer ciclo vacunal-, la Comisión Europea ha acordado una vigencia de seis meses tras la finalización del calendario vacunal y añade un «período de gracia» de otros tres meses «para garantizar que las campañas nacionales de vacunación se puedan adaptar y que los ciudadanos tengan acceso a las dosis de refuerzo».

La idea era hacer una gestión más personal y no territorial de las medidas de control del tráfico de pasajeros. Es decir, primando el estado de salud del individuo sobre la situación epidemiológica del país de donde proviene. Pero, en la práctica, cada país sigue teniendo el control de los controles finales en sus fronteras y esta armonización va en detrimento de la voluntad de los estados miembros.

Según Toni Trilla, epidemiólogo del Hospital Clínic y decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, ​​»está claro» que con la variante omicron en juego «el pasaporte covid no garantiza que uno no pueda contagiarse». pero sigue brindando un mayor nivel de seguridad». «Hay una reducción relativa del riesgo: los que tienen pasaporte vacunal ahora tienen menos riesgo de enfermedades y se reduce un poco el riesgo de contagio», defiende la especialista.

Sin embargo, sigue abierto si los países mantendrán esta homogeneidad en los requisitos de viaje o impondrán más medidas, como PCR obligatorias o cuarentenas, independientemente del estado de vacunación. Y también está por ver cuál será la vigencia del pasaporte vacunal reforzado con la tercera dosis. “Hasta la fecha, no hay estudios que aborden explícitamente la eficacia de las dosis de refuerzo en la transmisión de covid-19 y, por lo tanto, no es posible determinar un período de aceptación para las dosis de refuerzo. Sin embargo, dados los nuevos datos, se espera que la protección de las vacunas de refuerzo dure más que la del programa de vacunación primaria”, justifica la UE en su página web.

Para Daniel López-Acuña, exdirector de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el pasaporte de vacunación siempre ha sido una medida “imperfecta”: “No es una herramienta epidemiológica, sino que pretende controlar el movimiento de personas. Tiene más que ver con una medida económica y el flujo de personas porque quieren reducir barreras, como las cuarentenas. Quieren simplificar el proceso de traslado de personas, aunque, en sentido estricto, ya no signifique proteger la salud”. Pero señala, sin embargo, que esta herramienta ha servido para «inducir la vacunación». Precisamente un estudio preliminar (aún no revisado por pares ni publicado en una revista científica) con datos de Italia, Francia y Alemania, concluyó que, desde el verano de 2021 hasta finales de año, la obligatoriedad del pasaporte covid ha permitido un aumento de las tasas de vacunación de unos 13 puntos porcentuales de la población total en Francia, 6,2 puntos en Alemania y 9,7 puntos en Italia.

López-Acuña lamenta la «falta de coordinación» entre países y advierte que, con cambios en la evolución de la pandemia y medidas de control, como las propias vacunas, «todo será muy relativo»: «¿Qué pasará si hay alguna ¿Hay otra formulación de la vacuna que cubra otras variantes? ¿Qué será válida? ¿Dos dosis? ¿Tres? Estamos entrando en una maraña. Hay un fallo de coordinación sanitaria a nivel europeo y otros sectores, como la economía o el turismo, van adelante.

La evolución de la pandemia prevé escenarios aún más complejos de coordinación entre el pasaporte covid y la realidad de la epidemia. Por ejemplo, entre las personas que no han completado el calendario vacunal de prescripción inicial -no han completado la inmunización por riesgo de alergia severa o han experimentado una reacción severa tras la primera picadura- y no tienen acceso al certificado de vacunación o a una exención médica .

recientemente infectado

Otro ejemplo de ciudadanos que quedan en una especie de limbo es el de los recién infectados. La nueva directriz del Ministerio de Salud indica que si bien las personas contagiadas con covid pueden recibir la tercera dosis cuatro semanas después del diagnóstico, la recomendación de las autoridades sanitarias es que sean pinchados cinco meses después de superar la enfermedad. Esto deja efectivamente a millones de personas en un limbo administrativo con el pasaporte vacunal, ya que pasarán nueve meses desde la segunda dosis, su pasaporte habrá caducado, pero aún no tienen que recibir la tercera dosis para extender su vigencia porque Sanidad considera más pertinente esperar cinco meses.

La solución, según Sanidad, es inyectar la tercera dosis antes de los cinco meses recomendados -los expertos señalan que no hay peligro, aunque el beneficio de la vacuna se optimiza aún más tras varios meses de contagio- o si reaparecen, durante ese intervalo de tiempo, a un certificado de curación o prueba negativa para circular libremente dentro de la UE. Pero estas opciones también tienen sus complicaciones. Para empezar, porque el documento que acredita haber superado la enfermedad solo se entrega a las personas con PCR positivo que confirma el diagnóstico y, en esta sexta oleada, el colapso de los tratamientos ha sido tal que miles de personas se han autodiagnosticado de casa con pruebas de antígenos. . “Lo que va a tener que hacer una persona es hacerlo en privado, pagar una PCR y eso es una barrera de entrada”, dice López-Acuña.

Además de su uso en las fronteras, el pasaporte covid también se ha instalado en España como salvoconducto para acceder a determinados espacios públicos, como en restaurantes, teatros o discotecas. Pero la situación es desigual entre las comunidades y, aunque hay autonomías que lo exigen, como Andalucía o Canarias, hay otras que nunca lo han solicitado (Madrid) y autonomías que han dejado de hacerlo, como Cantabria. Cataluña.

Alberto Infante, catedrático emérito de Salud Internacional de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto Superior de Salud Carlos III, destaca que el pasaporte covid tiene dos dimensiones: “los efectos prácticos y el significado simbólico del mensaje a los ciudadanos”. Y explica: “Cuando se extendió a Europa [en junio de 2021], ya no era una medida muy efectiva para reducir la transmisión, sus efectos eran limitados además de incentivar la vacunación. Pero ahora estamos en un momento diferente, de altísima transmisión, y la retirada del pasaporte envía ahora un mensaje simbólico de retirada de restricciones que sustenta la idea de que lo peor ya pasó. Y no es así».

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