El hospital Vall d’Hebron trasplanta por tercera vez los pulmones a una pipiolo de 24 primaveras | Ciencia
“Solo espero que esta vez los pulmones se hagan amigos de mi hija”, así de ingenua resumía Dolors, la madre de Mireia Sitjà, el sufrimiento de esta joven de 24 años. Sitjà se convirtió en la primera mujer española en someterse a tres trasplantes de pulmón. Este viernes la joven se agolpaba en los pasillos del hospital Vall d’Hebron de Barcelona donde, a pesar de las mascarillas, sus ojos sonreían a los sanitarios que protagonizaron esta proeza médica sin precedentes en España. La joven a la que le diagnosticaron fibrosis quística cuando tenía apenas unos meses salió del hospital hace una semana tras su tercer trasplante. Este viernes mostró sus ganas de vivir, a bordo de una bicicleta estática instalada en uno de los pasillos del hospital. Esta es la historia de un nuevo avance médico y la lucha por la supervivencia de un barcelonés de 24 años adicto a la cultura japonesa y apasionado por el nuevo pop coreano. “Ahora me pongo a bailar y no me canso”, advierte Sitjà.
Dolors -no quiere revelar su apellido porque sabe que el papel principal debe ser su hija y el hospital- llevó a Mireia al hospital cuando solo tenía unos meses. «Tenía un resfriado que no desaparecía», recuerda. Aquí comenzó un verdadero viacrucis médico con muchos momentos de desesperación. El diagnóstico no fue bueno. Tenía fibrosis quística, una enfermedad crónica que afecta las células que producen moco, sudor y enzimas digestivas. Las secreciones del cuerpo se vuelven espesas y en lugar de actuar como un lubricante, se convierten en tapones peligrosos que afectan los pulmones y el páncreas. La enfermedad de Sitjà fue empeorando año tras año y en 2016, cuando cumplió 19 años, la única posibilidad de supervivencia de la joven era un doble trasplante de pulmón. No salió bien. El cuerpo de la paciente rechazó los órganos y en 2019 volvió al quirófano donde se sometió a un segundo trasplante de ambos pulmones. El cuerpo de Sitjà volvió a rechazarlo y el equipo de Vall d’Hebron remitió la posibilidad de un tercer trasplante a varios profesionales para su valoración. Unos días antes del año pasado, la joven volvió al quirófano con una operación que duró cuatro horas y media y a la que asistió un equipo de 17 médicos, entre cirujanos torácicos, cardiocirujanos, anestesistas, enfermeros… Alberto Jauregui, del servicio de cirugía torácica y trasplante pulmonar de Vall d’Hebron, admite que realizar un segundo trasplante es «muy raro» y un tercero es casi «inédito». “Somos los primeros en hacerlo en España, hay muy pocos casos en el mundo y haberlo hecho en Vall d’Hebron nos da la posibilidad de poder ofrecer este tipo de trasplante a personas en la misma situación que Mireia. Desafortunadamente, no tenemos suficientes donantes. Si tuviéramos más donantes podríamos ofrecerlo”, dice Jauregui. El médico recuerda el dilema que ha debatido la comisión de sanidad sobre el caso de Mireia. “Es cierto que hemos ofrecido una tercera oportunidad a una persona cuando hay pacientes en lista de espera que no han tenido oportunidad. Cada caso debe ser evaluado. Los pacientes no son el número. Había posibilidades de que no saliera bien, pero en el balance había más posibilidades de que funcionara y había que intentarlo porque, si no, no había otra posibilidad”, confiesa Jauregui. “No sabemos si funcionará esta vez o no. Esperemos que estos pulmones duren toda la vida y si llega el momento no discutamos si es posible un cuarto trasplante”, admite.
La neumóloga de la unidad de trasplante pulmonar Cristina Berastegui admite que la mitad de los trasplantados desarrollan rechazo crónico cinco años después de la intervención médica. “El pulmón es un órgano expuesto al exterior y eso lo hace muy especial. En el caso de Mireia, evaluamos la posibilidad de un tercer trasplante para lograr su supervivencia. Este tipo de intervención es excepcional, incluso a nivel internacional, porque requiere una evaluación ética, ya que los órganos disponibles hacen que en cualquier caso se deban evaluar las posibilidades de supervivencia con el fin de que vivan el mayor tiempo posible”, advierte. Berstegui.
Vall d’Hebron realiza alrededor de 80 trasplantes de pulmón al año y es el centro de salud español que realiza el mayor número de trasplantes de pulmón de este tipo. Una vez realizada la operación, Sitja pasó unas semanas en el centro médico. La enfermera supervisora, Adela Amat, confiesa que todo su equipo se sentía «muy cerca» de la joven.
“Siempre he vivido con la enfermedad. Ya ha pasado una semana desde que salí del hospital y veo que puedo hacer cosas que no podía. Antes con cualquier tontería me ahogaba. No podía ni ponerme los calcetines”, irónicamente, a pesar de todo, Sitjà. “Me adapto a lo que viene. Los trasplantes son complicados y cuando llega el desecho me tengo que adaptar a las circunstancias que se presenten. Lo importante es vivir el día a día”, asegura a los medios Mireia Sitjà. Detrás de los flashes y las cámaras, la observa su madre Dolors -que todavía no quiere ser la protagonista- y que desde hace años y años quiere a sus pulmones querer «hacer amistad» esta vez con la joven Sitjà.
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